Me cuesta acceptar que todos los cambios que se aproximan sean solo la ocasión de desmontar esta sociedad patriarcal agresiva para crear otra màs simple y campestre sin empezar la impresendible transformación espiritual que nos permitera salir de la lucha eterna de los egos y sus repercursiones entre humanos.
Observar los Ciclos naturales es una disiplina que encuentro facil: ellos nos enseñan que hay una mágica dinámica constantes en todos los procesos de la vida.
Incorporarse y sincronizarse a ellos pide :atención, presencia, potencialidad de acción y humilidad frente a la perfeción y unidad del Universo y sus leyes; Al observar estos ciclos impieza a manifestarse una cierta paz.
En Permacultura lo llamamos: "Principio de alti-bajos".
Es el que nos hace preparar el azucar, los botes de cristal, el agar-agar en tiempo y cantidades suficientes para hacer mermelada la semanita que están las ciruelas en su punto.
Este principio lo encontramos tambien en el arte de aprovechar de las enormes energias creativas y capacidades de trabajo en los inicios de proyectos comunitarios. Incluso al nivel planetario todas las civilizaciones han conocido este mismo ciclo: Todo surge, se queda un rato y luego desaparece; la pasión amorosa tanto como las jaquecas, las sociedades tanto como las guindas.
Todo viene y va; aceptarlo ya es felicidad.
Si estamos "presente al presente" y preparados para gozar del regalo de la perfeción de los ciclos entonces celebramos la Vida y honoramos la abundancia del Universo. Poco a poco abandonamos el reflejo de quejarnos de todo y el de comprar mermelada de fresa en diciembre.
Ser capaz de proponer a los hijos actividades creativas, momentos de entrega completos, comida de calidad y vida natural a la par de construir arquitectura ecologica confortable y cultivos con vista a una moderada auto-suficiencia alimentaria, sin olvidar alguna activad que aporte recursos economicos y el compromiso de reducir el uso de energía fosiles... Todo esto nos pide unas cantidades de esfuerzos fisicos y organisativos notables por no decir enormes.
Aveces los ciclos se hacen largisimos y esos esfuerzos nos hacen descubrir la realidad de la dedicación que implica una vida conciente en el medio rural.
Con este panorama esta claro que sin una vision amplia, un trabajo de crecimiento interior y un espacio espiritual cotidiano, aqui uno acaba más estresa'o que en la Babilonia.